viernes, 16 de diciembre de 2011

Lejos

Ante la necesidad
de querer largarme.
Coger camino,
campo a través
a través de
cada mal agujero.

Tomar parte
en una retirada
a tiempo.
Temo
quedarme
sin recuerdos
de olores
que me hagan olvidarme
como huele
lo que desde aqui
no puede olerse.

Lejos.
Lejos.
Demasiado lejos.

Se me agolpa una sensación
de hongos y otoño
en la boca del estómago.
Sabor enrarecido.
Morirse por dentro.
¡Fuera!
Donde nadie me oiga
ni respirar
ni abrir la boca
por la mañana.

Lejos, donde cuando
me caiga
me desangre
antes
que nadie
pueda socorrerme
ayudarme
tenderme la mano.

Sólo quiero
pisar tan fuerte el suelo
que no quede suelo debajo.
Estirar la yema
de los dedos
y encontrarme
húmedo.
Que quede lluvia,
todo verde,
o todo gris,
y que al acabar
de dar una bocanada
no tenga que dar
explicaciones.
Incluso
olvidarme de respirar.

Despreocuparme,
desnudo
y desnutrido
de miedo,
y poder no estar,
estando,
no aqui.
Estando
donde pueda
estarlo.
Pero lejos.

martes, 25 de octubre de 2011

Rockabilly

Demonios
eventualmente
vestidos de demonios.

¿Quién no es
a fin de cuenta
uno?
Tibio
egoísta
megalománico.

¡Callaos!
No puedo cerrar los ojos.
Me duele.
¡Callaos!
Aún no estoy en el infierno.
No.
Apartad vuestras voces.
Cerrad las lenguas
cansadas
de gritar
buscando el corazón.
No, el mío.

Un solo instante
De silencio.
Respirar,
sin hacerlo,
del aire viciado
por quienes
viviendo acelerados
queman
todo el oxígeno.

Con los ojos cerrados.
No puedo.
No puedes.
Ruido.
Voz en alza,
creciente
difusa…
Dentro de mi cabeza,
apretándome los dientes.

No más demonios.
Sucios por dentro
a luces varias.
Necesito
matar el virus
que me obliga
a mantenerme expectante.
No tengo miedo.
Los demonios
huelen como yo.
Beben de mi boca
y se me comen
como un pedazo
de carroña
guardada
en conserva
durante más
de una década.

Interminable trayecto en autobús

Odio
El ruido
De las voces
Estridentes
Y agudas
Que resuenan
Para sí mismas,
Con el oído propio
Como pared de choque.

La risotada
Interminable
Desagradable
Y áspera
De quien
Olvidándose
Del mundo
Le prende fuego
Sin preocuparse
Siquiera.

Odio
No pensar.
No pudiendo.
No sentir
Quedarme ante el frío.
Humedad.
Todo el polvo se viene abajo.
Mientras
Se me escapa el alma
En cada malsonancia,
Cada ruido
Que sin ser buscado
Me encuentra
Y me deja los tímpanos
Como témpanos de hielo.

Al menos,
Ya comenzó el frío.

lunes, 24 de octubre de 2011

Basura a medio camino del frío

Me gusta
calarme
cada uno
de los huesos.
La lluvia se me cuela.
Hace demasiado
que No.

Necesito ahogarme,
no tragar
polvo
durante unas horas
y respirar con los
pulmones abiertos.

Descansar la vista
en un punto frío.
La ventana me vale.
El cristal
manchado.
Vaho.
Otoño.
Otoño.
Maldito otoño
que tardando en llegar
languidece
en un prolongado
punto y seguido
irregular
e inquietante.

Aunque mejor así.
Demasiado calor
quema
hasta la última neurona.

martes, 11 de octubre de 2011

Hoy no se come

Me lo repites al oído.
Sé que no es fácil
y que te faltan ganas.
Nada me gustaría
más
que arrancarte
las costras de los ojos
y ayudarte
a ver la luz del sol.
Me siento apartado.
Una voz
en tono de grito
metiéndose dentro
de mis oídos
y dejándome completamente
aislado
en una presión
que presiona
presiona
y presiona
hasta hacerme salir
el cerebro por los
agujeros de la nariz.

Acostumbrado
a escupir sangre
allá donde voy.
Al sabor a cobre
y la saliva
amarga
acumulándose
llega un momento
que siento
como si estuviera sacando
una parte de mí mismo.

Sí,
estoy harto
de que mis sentimientos
hacia lo que me rodea
se me vayan marcando
en cada palmo de piel.
Uno se habitúa...
a perder
a no ver nada
a amar la falta de amor
que provoca estar
completamente solo.

Pero tengo motivos
para quejarme.
Ansiedad.
Sequedad de garganta.
Indigestión de humo.
Aún controlo
el movimiento
de mis propios pies.

Siempre hay algún
día más negro que los otros.
Detesto esquivar
los malos días
metido entre las sábanas.
Las mías sudan junto a mí,
en un matrimonio de
conveniencia
renovado semanalmente.
Cuando todo se rompe
y no puedo
ni morderme
la lengua,
me meto bajo el agua hirviendo,
para luego sentarme
a primeras horas de la mañana
con un frío,
no diré otoñal,
de invierno mustio
y espero mientras se me seca el pelo.
A veces me duele la cabeza.
Siempre hay salida
a los malos demonios,
las sombras
y el pánico relacional.

Sólo puede conmigo
un café
con dos cucharadas de azúcar
y su sensación obligada
de meterme a reflexionar
al baño...
Nunca falla

sábado, 8 de octubre de 2011

Simple y sobre aviso

Sé que el dolor te puede
y que apenas
te quedan fuerzas
ni gana alguna
con que afrontar
un vientre hinchado
de distancia
y noches
de cristales
apunto de romperse.

Con la boca
aguada
y llena de tierra.
De sarro corazón,
y sangre
en constante ebullición...
¡Aguanta! el fin del mundo
se nos aparece
con tonos demasiado pálidos
pero siempre
encontramos
pequeños instantes
agrios
a los que aferrarnos
con uñas y dientes
para olvidarnos del miedo
y acabar esbozando
una sonrisa...

viernes, 30 de septiembre de 2011

Venir yendo

La constante necesidad
de moverme,
y no saber si puedo moverme.
Quedarme,
por esperar
a la persona adecuada,
y no ir,
 más lejos
lo que me encuentro .
Acabo
con un cuerpo
 que parece
una lápida en movimiento.
Brillante
lleno
de buenas intenciones.
Vivo.
Me choco
con mi propio peso.
Predispuesto
a la huida,
pero de vuelta
antes de la misma.

Quizás
se abra
una grieta
en mitad del suelo
y al tirarme dentro          ,
acabe
si hay fondo
demasiado lejos
para volver.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Nueva (mala) eyaculación

Un vaso de agua;
Los dinosaurios se extinguieron,
(un instante de silencio)                              ¡Deja de temblar!
Maldita sed de mal...

Todo queda en calma,
como cualquiera de esas fotografías
de la Guerra de Secesión,
en la que cadáveres uniformados
se pudrían en silencio.

Aguanto el pulso,                                            (sin apoyo, sin aliento tierno…)
aunque sigo luchando solo.
Fuerza,
‘’don’’ de tristes,
cuando apuñalas,
y punto.

Ojalá nunca hubiese existido.
Desnudo, con la ropa interior en las manos...

No nací de buena savia,                                 ¡¡¡No nací!!!
pero unto miel por ambas caras de la tostada,
como quien se come la ceniza,
tras fumársela en la pipa.                            Expiro                dentro
Naci a dos vueltas,                                                   Inspiro              fuera
y vivo dando giros.                                     Expiro                                  más hondo
No me parezco a Huracán Carter,
pero la nariz me gotea...


Poco me importa que suene un gallo
cuando amanezca,
o me cruce con una polaca en busca de sexo fácil
en la puerta del ascensor.                        (Cada entreplanta es un  orgasmo frío…)
Hoy vivo por mí.
Hoy tan sólo,                                                     (sólo tan solo)
por mí,
seré yo.
Y si me cuesta ambos pómulos,
lanzarme de cara en defensa de un sentimiento,
que así sea.
Pero que el K.O me deje boca arriba

con los ojos puestos en el cielo…                     con los ojos puestos en el cielo…

Habrá momentos

Habrá momentos
que no tenga
ni ganas
ni fuerzas
con que soportar
días aciagos.

Habrá otros,
que andaré
con las manos,
clavándome
cada clavo oxidado,
roca,
o borde afilado,
y no me importará
Lo más mínimo.

La presión
me ayuda a marcar las venas.
Estoy dispuesto
pero no termino de creer,
con la confianza de un niño.

Esperemos
Acertar a la primera.
(Las nueces nunca se rompen entre mis dedos)
Si no es el caso,
Tendré que olvidarme
de los miedos,
y sucumbir a la pesadez
para tras pasar la noche entre sus pliegues,
despertar y tajarle el cuello.

Cómo me gustan esos instantes
Después de diversas ansiedades,
Cuando eres consciente de que puedes con todo,
Y aunque te chocas de frente,
Que siempre lo haces,
Hablas con la firmeza,
De quien se cree lo que dice.

Convertirme en erudito
durante diez segundos.
Es mi Olimpo personal.
Sonreír,
como viendo lo que viene,
ido,
con la miel en los labios.

domingo, 14 de agosto de 2011

Rinogay


Me gustaría
Tener un rinoceronte
Para clavar el cuerno
En cada árbol
Y simular ser el mismísimo Zeus
Con sus rayos.

Un rinoceronte
de piel
Áspera
Gris
Arrugada,
Que no hiciera preguntas,
Ni temiera embarcarse
En un compendio
De calor
En mitad
Del desierto,
Externo o propio.

Ruido


Tras pasar varios días
entre la suciedad
de vivir en comuna,
entre el humo,
continuo
y constante,
que se filtra
por cada habitación del piso,
y el ruido
de la testosterona,
en balanceo diluido,
sobre las tablas
de madera
de cualquiera de las camas;
quedarse en soledad
parece algo
casi demencial.

El ruido,
en su forma
completa e impertérrita,
causa cierto placer.
La rutina
ayuda a ello.

Pero no
por el mal hábito
de no escuchar matices
que del mundo se me ofrecen
perderé la capacidad
de escuchar los propios detalles
del ruido.
Ese ruido de piel quemada,
y estrías a conciencia.

No me termina de llenar
de todos modos
ni la soledad
absoluta
y carcelaria
de noches,
cigarro
y “comerse la cabeza”,
ni la usual
práctica social
de gemir
en consonancia
ajena,
olvidando
el individualismo
adquirido
al salir al mundo.

Me quedo,
como dormido,
en mitad
de un espacio
angosto,
poco iluminado,
con una cafetera
que nunca termina
de escupir café
sobre el fuego
aún encendido
de la vitro-cerámica.
Cuando necesite compañía,
haré señales de humo,
o ya me toparé con alguien.
No me da miedo la soledad.
Sólo,
no saber catarla.

Nadie


Si mi estómago
No está abierto
Quizás
Es por algo.

Transparencia.
Normas acatadas,
Y por acatar.

No todo tiene un tono
Agradable,
Pero el hueso
Se rompe
Apretando los dientes
Con fuerza.

lunes, 18 de julio de 2011

Pleasure

Cerveza.
No, prefiero tomar otra cosa.
Cerveza.
No.
Voy.
¿Puedes ir tú?
A Favour…
¿Pleasure?
A Favour, please.
(sonriendo)
Pleasure.
No, favour.
‘’Ple-ser’’
¿Ser?
Pleser, tan y como suena.
No entiendo.
Voy, yo.

Inconformismo

No me conformo
con menos
Que un tajo
En ambas mejillas.
Ni puedo
ni deseo
quedarme
saboreando el conformismo.
Si tengo que colgarme del cuello
para subir más arriba,
que mi nuez sea el toquetear
de las campanas
a la hora de llamarme a filas.

Mis ganas
de lanzarme al vacío
con las manos vacías,
en pos de una incertidumbre
que siempre sincera
me hace temblar.
Pero sigo vivo,
y la duda me da fuerzas.


Ninguna de mis decisiones
vale más que mis cicatrices.
Respiro.
El suelo baile a mis pies.
Si acabo matándome
más de la cuenta,
que sea por algo
que merezca la pena.

Calor

El calor
Me impide subir las persianas.
Es sofocante
Y asfixiante.
Sólo
Cuando comienza a respirarse
Algo de brisa
Puedo arrancarme
Del aislamiento,
Provocado y necesario,
Para sentir un soplo
De aire fresco
Por mi garganta.

Mientras tanto
A mi alrededor
No hay nadie.
Haitualmente
Cuando miro hacia abajo,
Al patio de vecinos
Se me erizan
tres o cuatro gatos
a los que mantengo la mirada.
Pero hoy
no queda ninguno.

Me gusta la sensación
De esconderme del mundo,
Dentro de una oscuridad
Que me huele
Propia,
Para salir al rato
Y seguir estando
Igualmente
Perdido
En mí mismo.

El silencio,
Solo
Con un poco de azúcar,
Es como volver a nacer,
Sin preocupaciones que valgan.

Kafka fuera de la taza

Esta misma noche
mientras estaba sentado
en la taza del váter,
imaginé
que aparecía mi madre,
y me encontraba
con la cabeza
de una cucaracha.

Mi cuerpo,
tal y como
siempre,
con una cabeza
de bicho.
Morada,
con antenas sobresalientes,
y unas pinzas
donde debiera tener la boca.

Es cierto que hay días
que me siento
un bicho sucio
y nauseabundo.
Pero tampoco es algo
que me llegue a horrorizar.
Si me convierto,
espero no tener
la poca fortuna
de desgraciarle la noche
a mi madre;
Y que si me encuentra,
al menos,
tenga la delicadeza
de tirar de la cadena,
después de darme
un beso
de buenas noches.

No lo necesito

No lo necesito.
Quemarme
Las postillas
Resecas
De las necedades vividas,
Lo sentido
Y la exaltación
Pasada
Del yo.
No alcanzaré
Con las manos abiertas
nada de lo que cuelga
allá en lo alto.
El cielo me queda demasiado lejos,
con sus nubes de algodón
y sus ángeles desnudos.

Arrancarme
más y más
las uñas con los dientes
y quedarme
en una sensación
de desolló…
Infectado
 cada vez más
por unos demonios
que sentados
sobre mi espalda,
usan mis ojos
para apostar
las horas de sueño
que perderé
Casi perdido
en mitad el vacío…

Intento encontrar
las baldosas de aquella
tierra de Oz,
amarillas,
como el éxito mismo.
(lo dorado y su brillantez
me produce alergia)
Quizás sólo recogen
el fruto pálido,
 o un reflejo
simbólico,
de la piel
de todos aquellos que sueñan,
y en mitad del insomnio
quedan mudos,
y sin sangre…

lunes, 6 de junio de 2011

Picores

No me importa
prácticamente nada.
Y digo,
prácticamente
nada,
que a veces
ni me quede voz para gritar.
El mal hábito
de acostumbrarme a todo,
y el escaso ímpetu
del cordero degollado,
me recorren el cuerpo.
Pero qué más da.
Soy hombre
de pocas mañanas,
y aún menos
necesidades.
Me quedo
con la idea de limpiarme
el sudor
cuando empieza
a calentarse el ambiente;
De rascarme
Esos interminables picores
que me
tienen me tienen el cuello
como el kamasutra en braile.
Me quedo con esperar,
no tiempos mejores,
sino ráfagas de aire pasajeras.
No importa,
si golpean puertas y ventanas,
simulando un huracán.
Me siento vivo,
y no tengo miedo,
pues respiro.
Cuando lo hago,
Aún en la asfixia al despertarme,
sigo sintiendo…
Te sigo sintiendo,
Desnuda y echa vendaval;
ráfaga de aire…

martes, 24 de mayo de 2011

39ºC

Se me acumula el humo
que sin descanso me meto.

Cada vez más hondo.

Tengo el día negro,
sin sombra aparente.
Día de mal sueño,
y aún peor
puesta en escena.

No deseo consciencia alguna
ni lavarme las manos.
El aliento se me pudre
con cada bocanada
de más.
Como un hijo ilegítimo
engendrado
estando en estado vegetal.

Mi esperanza en el cambio
es algo menos que nula.
Ni la juventud ni el conocimiento
me harían levantar la cabeza.

Tengo costras
bajo las arrugas,
que me salen
bajo la piel.

Y sólo puedo rascarme.
inútil e impreciso,
mientras mi garganta irritada,
deja de hablar.
Aún me quedan
las señales de humo.
Me queda atragantarme,
vomitar, si Dios lo quiere,
y limpiarme el sudor,
que no para,
de la frente,
y las manos,
y el corazón.

martes, 26 de abril de 2011

Esa maldita presión...

Todo saldrá bien
Repito una y otra vez.
Todo saldrá bien,
Sin saber
Si podré aguantar
Con las dos manos.
Sostener el mundo
No es fácil.

 Pero todo saldrá bien.
Nadie puede impedirte
Ser lo que eres,
Ni avanzar sin tropezarte.
Me caeré,
Y me comeré el suelo
Con los dientes.
¿Importa?
Lo haré.
No soy dado al equilibrio.

Aguanta,
Aunque sé que odias que lo diga.
Aguanta
Siempre hay algo más fuerte
Que la mala suerte
De no encontrar
El paso exacto
Que evite la caída

Si digo que todo mejorará
es porque lo creo.
Me han enseñado a creer
Que todo es posible,
Aunque sea un bulo.

El suelo no sabe tan mal,
Y sus vistas
del cielo
tienen su encanto.
Sigo aquí.
Si hago falta en pie,
Me mantengo firme,
Pétreo,
Marmóleo,
Como una jodida estatua griega.

Pero si hay que
hundirse en la mierda
y salir de ella
para esbozar una sonrisa,
una sola
una miserable sonrisa
me tiraré al suelo de boca
y con los dientes
ablandaré la caída.

Cosa mía,
Frialdad artificial
Tomada de antemano
Muriendo por dentro.
Pero sé
Que tras acabarse
La grieta que te tienta
A una situación de vértigo
Continuo
Habrá algo por lo que seguir.

Fortaleza
De vómito
En mitad de la madrugada,
Mientras vomito
Con la boca cerrada.
Me niego a abrirla
Y a soltar un grito
Aguantaré
Y no me preguntes porqué.
Oigo olores desde el suelo,
Que me dicen
La ciencia exacta
Para una vida plena,
Pero nada
Me
Satisface más
Que encontrarme en lo más bajo
En compañía
De mis idealismos
De opio
O humo diluido.
Aguantar,
Me tengo que aguantar
La risa
Porque no merece
Llanto alguno
Encontrarse algún dios
Tarde o temprano
Entre los adoquines del suelo.
Me quedo esperándolos aquí.
Si te caes,
Rezaremos juntos,
Como hacen los que sueñan,
Olvidándose de todo.

En el fondo todos los ewoks comen lasagna.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Lumbalgia


Espalda rota

Romper(se).
De espaldas
Mojadas por el calor.

El crujir
como escaleras
de carne
hacia el fondo,
Muy a lo hondo.
Olor agrio.
Semicerrado.

Sabanas mezcladas
sin rigor numérico.
Matemática fácil
del que busca aliento.
Gimiendo.
Con la boca seca.
Manos frías;
Después calientes.
Extasiado
ante un inminente orgasmo,
que quizás tarda
o se esparce con tiempo de sobra

Carne hecha al sufrimiento
de disfrutar para el mismo.
Sonrisa.
Silencio,
que reconforta.
Lumbalgia.
Como poco,
de metro y medio.