lunes, 11 de mayo de 2015

Cercando maravillas

Tras recurrir
al acoso y derribo
de quien se juega la vida
y no encontrar viento a favor,
recompensa, ni la Tierra Prometida.

Tras empaparme en el maná, sumergirme en la acequia de Dios, ejercer la convulsión de la lengua materna en el mayor espectáculo pagano... Tras esquivar los demonios y una huida prematura, aguantar la vorágine de una voz que no calle, que no calla, que siquiera se pronuncia; me alargué en el tiempo, me dejé llevar y me encontré. Me encontré con demasiado ropa, con demasiada calma. Me quedé parado, estático, con la barba chorreando como tras un gran aguazero, tormenta o el maldito Diluvio Universal. Con la barba hecha una sopa y el corazón azelerado, esperando espantar los cuervos de la soledad. Sus picos y sus mil ojos, que todo lo ven. Esperé como el que espera amanezer junto a la ventana entreabierta. Con la valentía de no perder la posizión. Tampoco me complico tanto. Me acerco, hago mi magia y me dejo llevar. Me encanta invadir tierras fértiles con las botas rezién pintadas de betún. Anclarme al lodo residual, los moretones de dientes, cansanzio y falta de sueño. Dicen por ahí que se me da de maravilla enjugarme el alma en las vaginas de cada maldita mujer que necesita autoestima. Que soy esa última lanzada que catapultó a Cristo Rey a los Zielos. Sin la cual todo el sufrimiento se hubiera alargado demasiado. Metafóricamente hablando. Muslos a vestido remangado, tus manos aferrándose a la sábana, gemidos que se catapultan solos entre mis oídos. Sigo moviéndome entre tus piernas, como buscando sentir algo, obsesionado con atravesar un orgasmo ajeno que me salve de los pecados cometidos. Quizás ante el mayor de ellos. Queda tumbada,.Corriéndose como un galgo corre tras la liebre marcada. Me quedé mirándote esperando una respuesta ingeniosa, un 'Ya te lo dije', un San Valentín tardío. Pero no era ella, era otra 'ella'. Una de tantas 'ellas'. Una de tantas copas donde ahogar las penas, las lágrimas y temblores. Todo en alegoría, en serie, repetido y reescrito. Así es estar enamorado. Comportarse como si nada, apretarse el cinturón sin miramientos y aguantar las ganas de partirle las costillas a más de uno. Todo en estado de continua embriaguez. Estás enamorado,  la conzienzia y la razón son un escudo. Un buen vikingo lucha a pecho descubierto, melena al viento y el pulso de un cirujano de guerra. Quizás exagero mi posizión. Antes de celta, guerrero, bárbaro y conquistador, debo enmarcarme como perdedor. Que pierde el aliento, la fe, el equilibrio, mesura; La correcta, la corrección, la bifurcazión adecuada. Que pierde todo por amor tras perderse en ese amor que todo encuentra. Seguiré zercando buenas maneras, alejándome del fuego y sus criaturas y ocupando mi lugar. En lo alto de las copas de los árboles, sobre la cúpula dorada de tu pelo. Me encontraré cuando amanezca con el pelo alborotado, las manos frías y olor a azeite usado. Mil infiernos hirviendo dentro de mi pecho. Renegado a no dormir para no soñarte, con tal de conseguir un remanso de pazque no huela a piel blanca, lunares tres delicias y potenzial de orgasmo.

Levanté la mirada y no vi nada. Rezién salido de las mismísimas entrañas de la madre naturaleza y aún así con el sabor de boca de quien ha perdido algo más que su estado animal. Su salvajismo enyerbado. Cerré los ojos y me tragué el orgullo, de un trago rápido sin respirar. Como habitúo.