domingo, 24 de junio de 2012

Transporte hacia tus pies

Voy a estirar los dedos
para llevarme
en las uñas, entre
ellas,
los pedazos
de un mundo
con ansia de derribo.

Con la piel muerta
y los ojos cansados.
La boca llena
de sobras,
del día de ayer.
Sabiéndome a mañana.

He llegado a medir
la altura exacta,
para ver desde lo alto
como llueve
y se encharca
un mundo,
suzio, suzio, suzio;
en el cual residen
pequeñas razones
de existencia.

Tristes arpones
sacados a presión
de cada ventrículo
que bombeaba demasiado.
Ballenas varadas.
La orilla queda demasiado fría.
Nada, calienta (a tientas).
Seré un pedazo más
de mundo.
Un pedazo más de labio,
carne, o párpado,
que alguien guardará bajo sus uñas.
Pruebas mediocres de un crimen.
Medias noches, amargas.
Remediables medios rozes.
Sabor a cobre.

Habiendo sido, siendo,
comprendo,
que nada es tan complicado,
como cerrar los puños
sin aplastar ninguna sensación.
Quememos el mundo juntos.
Desnudos.
Toscos y  entre-cosidos.