jueves, 18 de diciembre de 2014

Todo llega, antes o menos antes

Con el último pedazo 
de un recuerdo de tu altura
reconvierto en forma curva,
 la visión plana.

Enziendo el extremo del faro,
con sabor inmaculado
e inhalando el humo del pasto.

 Sonrío. 


Renazen mis manos.

Capítulo Primero

¡Ojo avizor! De entre un pequeño rincón situado en alguna parte de la exposizión, un personaje singular, observa, con juiziosa atenzión. Pone el ojo en cada detalle de cada mota de polvo, y saborea el paisaje, sin la menor connotazión de prisa u enojo. Está de viaje. ¡Curioso personaje! Lleva capa y botas altas, de cuero negro, azabache; Parece un tanto elegante. Incluso, advierto, redundante. Una criatura atrapada en sus propias contradicciones, un esperpento irrepresentable. Hombre de lengua y acciones. Barba en posizión de avanze, pronunziada, tupida y castaña. Ojos cansados, ojeras de sueño en espera. Joven de mediana edad, de torpe mano y firme andar. Con traje cortado a medida, tez arrugada, o en prozeso; del pecado fiel confeso. ¡Pero no nos desviemos! Acaudalado burgués, asiduo a toda biblioteca; lector, oido, saliva, resguardo del valor de la locura. Un eslabón perdido. Uno muy muy rico, tanto que olvidó el sentido del dinero. Y huyó para mirar un mundo que no comprendía. Uno intenta entender. Uno reduzido de fabulosa forma anacrónica.

Conde de Saint John in the Forest, pequeña localidad escozesa, Marqués del Sacromonte, en búsqueda de marquesa. Uno de los múltiples prínzipes del Reino Imaginario de Garabataria, nombrado 'Sir' por su majestad, tras superar la malaria. De porte solemne y larga melena, que a ras de cintura, se meze al viento, entre el suave movimiento, de los visitantes a la exposizión. ¡Acudan! ¡Multitudes al evento!

Él pareze contento, pues sabe que nadie lo ve, ya que pocos son aquellos que pueden siquiera olerlo. Estamos ante el Vigilante Literario de la mayor feria jamás pensada. El único, selecto, que bien despierto y atento, custodia las calles, tejados, ¡los huertos!, con mayor o menor acierto, pero siempre procurando, sintiendo, respetar la única ley al respecto:

¡PIENSA Y DESTRUYE CON TU LENGUA!”, SECCIÓN 6 PÁRRAFO PRIMERO.

Digno Sir errante, protector de la mala fe, y la locura del asalto inminente. Que puede hazerse visible a todo con solo un chasquido de dedos. ¡Zas! Y ahí, aparezco. Perdón, recapitulemos, APAREZE. Una tercera persona que conversa consigo misma, sin complejo de tarado, que analizando los detalles de la historia, los inventos, las canziones, los tornados; flores exóticas, fósiles y debates filosóficos de los pabellones, encontró la inspirazión. Sí, en prosa, lo sé. Pero no por ello, perdió el tan gentil amado caballero la compostura. Ni el buen hazer. Estaba sereno. Amante de la poesía intimista, romántica, sáncrita, helena; custodio de comentarios sin grazia, en ácido tono, con dulzes maneras. Conziso. Al menos lo intenta, a la hora de expresar una emozión. El conocimiento le aturde y debe cazarlo 'congrandilazión'. Estamos ante un soñador perdido en un sueño a causa de que el cansanzio venzió. Y no por ello, deja de ser el indómito elegido para cuidar la lengua de todos aquellos malhablados, de lazio espíritu y azento de suburbio; y mantener sobre sus cimientos los últimos resquizios de la curiosidad humana. Toca el arpa de labio, la armónica y el pianoforte. Permitid que al fin os lo presente. Su nombre es:

John 'Tennessee' Dellamorte

Bebedor de whisky con hielo y jarras de cebada fría. Vividor entre fantasmas. Fuma en pipa. ¿Lo sabías? Y si algo puede atribuírsele es conseguir congregar a todo el que se acerque a la plaza prinzipal, de la Fabulosa Exposizión Anacrónica, ¡El acto más fenomenal! (Perdonad si pareze propaganda electoral!)

A las 00:00 de la noche, la media, la oscura, la boca de la madrugada; Coloca un pergamino donde recoge de forma lírica en prosa o verso, batallas, pasiones, historias de nuevos sucezos. Les rezita con ahínco, como antaño loas praecos; Una sola vez, tan sólo. Sin la regla, resta efecto.

Pero hoy, que inauguramos poco a poco cada una de las carpas, y Sir Dellamorte consideró con inmediato efecto (Perdón La repetizión del sustantivo es un defecto que destesto) que dejaría un 'Haiku' como muestra de afecto. Está ocupado observando, desde las sombras, la conmozión de su mensaje, esperando discernir entre tan vasta afluenzia a quienes encuentren el significado. Recompensando con un beso en la frente y un 'ramito' de hierbabuena al atento pensador. Recompensa ante el saber. Luego un beso. ¡Destrucción! Y nunca olvidar que la lengua se nutre de los buenos olores. ¡Algunas hierbas sientan bien! ¡Pero sólo algunas hierbas! Y ahí os repito la única ley, aprobada, sección seis parte primera, que nunca olvida nuestro vigilante mientras camina noches entera.

Bueno, me despido. Perdón, se despide, el intercambio de roles empieza a sonar a juego de egos. Pero os adjunto el poema japonés, que en apenas tres versos, hizo enmudezer a una plaza; Mantenerlos bien sujetos. Frunzamos la vista y leamos punto a punto:


La expectazión asoma
por entre los corazones.
Naze una fantasía”.



Buena vida. Los que van a renazer les saludan.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Soledad de labios secos. Soledad inmaculada.

Soledad de labios secos. Soledad inmaculada.
Amaneze. Abro la ventana, me incorporo. Aunque no por eso orden. Un café aguado, templado, insípido, azucarado. Solo. Un primer sorbo sin sabor. Tengo la lengua dormida. Doy otro, más roto, callado, ansioso, con la voz de otro. Resuzito los muertos del pensamiento, activo mi terreno de juego emocional, mi inbteligencia de base. Me quedo mirando la ventana, abierta, reabierta, clavado a la silla, con un café aún menos templado y las manos picarosas entre cosquillas rapazes. Soy casi un tipo dormido, carraspeo como un perro. Me contoneo, inocuo, búho real, raza aria, de burgos. Me quedo insolente mirando los desconchones de una pared de un patio sin puerta de entrada. La expresión 'parezer gilipollas' toma forma cuando me alguien me ve desde una avioneta, a través de la ventana.
He dejado las maletas por falta de valor, ya no lucho por mis sueños, ya no sueño por amor. He alcanzado las barreras fronterizas de coral, absorvido por la ira, del que se quiere olvidar... de todo cuanto posee, del pasado y las termitas, de vampiros sin glamour, de aquello que ya no excita. Impertinente, he sentido, como se prezipita el mundo, como la botella medio vazía, como en mis latidos musgo, de la humedad del ambiente, de la ambrosía invernal, de todo sobre mojado, que vuelve y se vuelve a mojar. Alma sin peso de gozo, pozo en centro del pecho, lanza una moneda y desea, penique por pensamiento. He plantado hierbabuena, en cada maleta de huida, pues ya no podré descubrir, castillos como querría. No hay muecas de amplia sonrisa, marcadas en el sino con fuego, pues sin romanze ni chica, pues sin otoño, remuevo, un café aún menos templado, un amargo rezipiente, pasan las horas, los días, y tras un año, indiferente, ¿Notas algo diferente? ¿Dejó Ícaro la cúpula de zielo, las nubes, el amplio abanico de rayos, el sol, quemazón de valientes...? ¿Dejó Ícaro su empeño, aún sin montes de Piedad, de alcanzar la cota más alta de emozión al despertar, con sus alas de café, y su voluntad templada, abierto a caer y caer, ante el calor de la Nada?