viernes, 25 de mayo de 2012

Ensayo a un amigo

He soportado
que me golpeen
en la boca
por miedo
a darse contra la pared.
He puesto la otra mejilla,
la otra boca,
con sus respectivos labios.
Y ahora parezco
medio gilipollas.
Con la sangre
cayéndome de entre
los dientes.
Sabor a cobre.
Me excita la vida,
cuando
intentando mantener a mi lado
a las almas perdidas,
me hacen perder
los dientes
como si de un elefante  me tratara.

Soy un piedra.
Mis emociones son  secundarias.
Si ahora
se me rompe el corazón
y me
caen
un puñado de lágrimas ácidas
por la cara
será
porque me estoy haciendo viejo.
O porque
se me está deshidratando el cerebro
de tanto ponerlo en mi camino.