viernes, 15 de enero de 2016

Zoroastro de pies descalzos

Perdemos el control. Nos quedamos sin pensamiento de base y elocubraremos acerco de nada. Perdemos el control y nos quedamos sentados sobre nuestra podredumbre. Expiamos sueños incumplidos y los amores del Canaan. Saltan chispas entre la elocuencia y sus manos blancas. Estiro la mano hacia lo más alto de mi cúpula de cristales rotos y viendo el sol, comienzo a no querer esforzarme por impedir que sus rayos magenta y carótidos lo envuelvan todo. Perder el control y no estremecerme con menos ahínco del debido. Mi alma reposa placentera como justo antes de siquiera empezar a sentirla. Sin control ni respiración honda. El corazón de las tinieblas se mantiene sordo. Lloriquear no sirve de nada. No sirve de absolutamente nada. Pero duele cuando sabes que la piel de monda de limón aún rajando la garganta, acabaría en su ingesta al tragarlo, curando las cicatrices a base de tantos gritos.