lunes, 3 de octubre de 2016

Noche y cicatriz


Me siento a fumarme la vida
como cada noche;
a observarme
con esa saña,
madre del tiempo,
las cicatrices
que me marcan.

Esas jodidas cicatrices,
mapas de descontrol,
y juventud deleznada.

Se me escapan los ojos
Con cada lágrima.
La soledad mortifica,
incluso al dios de dioses.
Pero a mí,
no.
Para eso tengo mi piel
de heridas.

Si me duelo,
lo hago porque flaqueo.
Mi boca sabe más a negro,
Y mis rodillas
no soportan tanto peso.

Aguantando la respiración
como en un sueño;
Vuelvo a enzarzarme
En disputas de mala muerte.
Y mientras escupo sangre,
Se me atraganta la lengua.

Quedo, desnudo
Como un silencio;
Solo,
Áspero, mientras
me trago el corazón.

Tristemente olvidado,
(rey del vómito sentido)
Junto a mis jodidas cicatrices.

Santos inozentes

El temperamento de las espezies

Viene a sobrevenirse sobre
NUESTRAS cabezas
huecas, huidizas;
Presas del remolino
y eternas
lluvias
de
ideas...