Copas a ritmo
de un sexo
que se cueze.
Más lento que nunca,
como si nos hubiésemos desgastado.

hasta una saciedad que turba.
Labios de roze lejano,
penetraciones
apasionadas
por el deseo mismo de la pasión.
Sentirme dentro tuya
y al mismo tiempo, no verte.
Mis pulmones son cuevas
de vampiro
y me huele el aliento a ajo.
Se me mueren las arterias
y no tengo siquiera sangre
con que formar la escena del crimen.
Caeré. Aún no.
Ojalá haya una mano
entre mi cara
y un suelo.
Duele.
(Te)Ansío...
...Acabar.
Ojos cerrados
Sentir(me)
especial
sin serlo
en nada.
Nunca tuve tanto miedo,
del tono humano en voz,
de pasarme de ganas
y encontrarme con las cuerdas
vocales
esparcidas por el suelo.
Y el alma,
tatuada,
bajo los párpados.