martes, 16 de abril de 2013

Tan sagrado como el aire

No lo digas.
Ya ha parado de llover.
Ya lo ha hecho.
¿Ya!


que tengo retazos
amargos, amargos, amargos...
como lágrimas,
de un pasado
que se escapa,
arracándome
el alma.

Ataúdes de nostalgia.
Te observo enmudecida
como no si fueras tú misma.

Tu cuerpo,
desfigurado por la belleza
de una juventud
tan pasada como certera.
                                                    ¡Miedo de ti!
Quizás de la luz del sol.

Cuesta verlo todo
desde el prisma
traslúcido
de la posiblidad del caos.

Cristales de metralla,
dentro de mi piel,
como perlas preciosas.

Noches de pasión.
Re`presentadas a destiempo
en un recuerdo constante,
en un presente metafórico,
o versadas en otra piel,
más blanca, más dura, más árida.

Yo, ahí, perdido.
Tú, desierto, incombustible...