martes, 4 de junio de 2013

Persiguiendo el Holocausto

Están ahí,
apenas sin moverse.
Estás ahí...

Los ojos se clavan
hasta lo enfermizo
tendiendo a creer
en la belleza.

Nada importante tanto
como arrancar
del mundo
sombras, sombras
y más...
...sombras.

Luz ócrea sin olor determinante.
¡Huelo en ti la vida!
Se me atrofian los músculos
con la vejez que emana
de cada nuevo instante.

He dezidido no abrir los ojos,
que se clavan hasta lo enfermizo,
y quedarme con la sensazión
de que hay alguien zerca.

Por más que alargas la mano
no consigues tocarme.
No estoy tan lejos.
Sé que lo intentas,
aún sin levantar los dedos
para tocarme.

¿Vendrás a por mí
al caer la noche
de brisas muertas
y emparedadas pausas?