La constante necesidad
de moverme,
y no saber si puedo moverme.
Quedarme,
por esperar
a la persona adecuada,
y no ir,
más lejos
lo que me encuentro .
Acabo
con un cuerpo
que parece
una lápida en movimiento.
Brillante
lleno
de buenas intenciones.
Vivo.
Me choco
con mi propio peso.
Predispuesto
a la huida,
antes de la misma.
Quizás
se abra
una grieta
en mitad del suelo
y al tirarme dentro ,
acabe
si hay fondo
demasiado lejos
para volver.
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