martes, 25 de octubre de 2011

Rockabilly

Demonios
eventualmente
vestidos de demonios.

¿Quién no es
a fin de cuenta
uno?
Tibio
egoísta
megalománico.

¡Callaos!
No puedo cerrar los ojos.
Me duele.
¡Callaos!
Aún no estoy en el infierno.
No.
Apartad vuestras voces.
Cerrad las lenguas
cansadas
de gritar
buscando el corazón.
No, el mío.

Un solo instante
De silencio.
Respirar,
sin hacerlo,
del aire viciado
por quienes
viviendo acelerados
queman
todo el oxígeno.

Con los ojos cerrados.
No puedo.
No puedes.
Ruido.
Voz en alza,
creciente
difusa…
Dentro de mi cabeza,
apretándome los dientes.

No más demonios.
Sucios por dentro
a luces varias.
Necesito
matar el virus
que me obliga
a mantenerme expectante.
No tengo miedo.
Los demonios
huelen como yo.
Beben de mi boca
y se me comen
como un pedazo
de carroña
guardada
en conserva
durante más
de una década.

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