jueves, 16 de septiembre de 2010

Labios...

Nada de labios...
estoy cansada de besarte...
Agárrame la mano,
tengo miedo a los fantasmas.

Sabes que tengo fuerza para resistir
invasiones bárbaras y Atilas
convertidos en noches bañadas en sudor.
Pero sin ti, me muero...

Romanticismos, cánceres de piel fría...
Necesito, lo que no necesito, y más;
ocultarme entre los párpados a medio abrir
de madrugadas demasiado largas...
sin caricias que adoptar.

Toda una vida sujetando el cuello
de estrellas a medio ahogar
fuera del agua.
Ahora que me quedo a ciegas,
amando como siempre hago,
muero, dentro de esas lágrimas.

No hay marcas en mi cuello,
 ni en mi voz...
Hundirse, es como recitar
un verso al oído de quien se ama.
Cada palabra cubre una mirada...
jodidas lágrimas me atragantan...

y la soledad me muerde los labios...
en un tiempo de labios sin labio,
quedando encongido en mí mismo,
vacío, como un vaso de hielo virgen,
en busca malas bestias,
Virginias de piernas abiertas,
a medio liar...
o un simple beso, de verdad...

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