lunes, 18 de agosto de 2014

No católico

No puede ser tan complicado, que aunque todo se joda, se complique y, sin motivo aparente, tiemble hasta perder el equilibrio, todo permanezca en negro ceniza. No creo, dudo pues no lo sé con certeza, que miedo venga intrínseco al que sueña.

Pasan los días despacio. Permenezes demasiado lejos. Casi como si no importara, casi como hubiera sido un espejismo de realidades paralelas. Pero con la diferenzia de que sigo cerrando los ojos junto a la ventana con la esperanza de olerte. Sigo con la sensazión de derrota del que ha perdido las manos.

Del que ha perdido la voz y, desnortado, la bendizión de los dioses.

Sobre-actúan mis párpados, yazco en pie, insufiziente, fácil de olvidar, inquietantemente superfluo.

Acabo mi espectáculo de sombras chinescas. Nadie aplaude. No hay palmas, ni siquiera al fondo de la sal, en la más remota distanzia, a pesar del olor a cítrico que llega desde el último asiento.

Vuelto de cara al escenario.

-¿Sabes que no va a pasar nada? ¿Sabes que no 'puedo' tenerte cerca? No es el momento apropiado, no es el momento idóneo, no es, no soy, no hay, no tengo...

Sólo quiero exprimirme el cansanzio. Depresiones y nubes aciagas que en negro implosionan dentro de mi cabeza. Deseo sonsacarme este recordar constante, sabiendo de la ausenzia de reciprocidad. Y sentir, que el discurso refundado, de última oportunidad al amor, último intento de lucha, de búsqueda, de fuerzas... no era un simple argumento con que cuan colibrí, coger lo que se desea, para luego huir a nuevas flores. Tampoco me importa, la taquicardia es de la asfixia, no es por ningún mal de amor. No es por ningún bien certero.

Mejor me dejo al abandono, como una rosa de jericó, reseca, volátil, inflamable...

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