lunes, 4 de agosto de 2014

Belize

Cuando sólo nezesito un colchón frente a la ventana, sobre el suelo, entre tanta ceniza, polvo y restos de tecnología. Cuando todo queda algo perdido y no encuentro las cortinas. No puedo correrlas, para que entre la luz. Me tiembla el pulso, cuando ante la inminente aventura de robar el primer beso, en una azotea cualquiera o las sábanas de ese colchón antes mentado, dejado florecer sobre el suelo, todo se queda en silencio. Es extraño ser ya nada de lo que tanto me costó ser. Quiero ese sol sobre tu espalda, esas manos que navegan por la misma sin sentido. Ya, Virgilio, en su odisea dejó entrever que la fe y la suerte no están de la mano. Yo contemplo su obra hecha carne. Sus olas de cintura prieta, su oleaje moldeando pechos florecientes. Piel de opalescencia, carne trémula, mirada perdida, dientes sin mella. Hoy, vuelvo a abrir los ojos, tumbado sobre unas sábanas tristes de ronroneo, y muevo la parte inferior de una cortina, como esperando que el sol esculpa de la Nada esa Babilonia que el Atlántico me arrancó. Estiro los dedos y dejo las huellas sobre el cristal de la ventana. Nada aparece, ni siquiera moldeado de la Nada. No me quedan lágrimas, aún es demasiado pronto. La madrugada ha sido larga y mi corazón un peso muerto con el que cargar sin aliento. Las sábanas azules secas y revueltas, el olor a soledad, la apuesta por mantener en agrietado modo una sonrisa aun cuando algo no parece funcionar, cuando el sueño se escapa y no vuelve, cuando estás ahí, junto a mí, dormida, sin preocupaciones, cerca, muy cerca... (Vuelvo a matizar) ...tan cerca que casi puedo besarte los huesos... "Que alguien venga y me rescate con un tópico beso tropical", dije en tono dramático, y lleno de emoción, con el pelo sobre la almohada y la mano sobre el corazón. Como una última voluntad para quien pierde el valor a la locura. Como un último latido, como mano ajena sobre mi apecho. Abro los ojos. Abro los ojos. Vuelve a ser demasiado tarde, o quizás sólo es la distanzia, que empaña la vigilia concedida a destiempo, entre caricias, mientras me quedo dormido...

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