jueves, 30 de septiembre de 2010

Amortajado al amanecer

Roto,
muy roto por dentro.
Pero sonriente
como marinero
sin navío
en primer día de comunión.

Roto,
en cuanto a una voz
que huye del cuerpo
antes de ser pronunciada.

Levantarme tosiendo,
goteando por todas partes
un maltrecho aliento
de canario de mina enjaulado.

No puedo cantar.
Besarte, ¿Merece la pena
si no puedo susurraros al oído?
Creo que sí. Habrá que luchar,
cuando me quede una cuarta de pulmón
y unas manos que froten mi cara.

Hace un frío de mil demonios
glaciares tatuados a mi laringe.
Pero no importa.
Mi licencia poética hacia la tuberculosis
me deja sin voz.
Me he lñevantado demasiado temprano
pero grazias a ello
os he olido amanecer...

Me gusta salir al paso,
con los puños bien cerrados
aunque me caigo al respirar.
¡Vietnam me espera!
en las madreselvas de tu piel...

No hay comentarios:

Publicar un comentario