domingo, 7 de diciembre de 2014

Amar en estado de No Tiempo

Amar
en estado de
No tiempo
confundir las salidas
de emergenzia.
Confundir las de entrada.

Concentrarse en nada
Nada más ponerse la noche.
Sin perlas ni cascabeles de bonanza.
Hasta donde la vista alcanza.
Sin la grazia del derroche.

Saben bien los ojos que acechan
cuanta pena guarda el que se espera
a un arpegio que se afine,
a un instante aún más efímero,
a la recuperazión del aliento
dentro de un olor intenso,
amargo,
labios sabor a café.

¿Acaso no siente el que ve
como se venzen los hilos
que sostienen al que se ve,
sentenziado a ver
su propia caída?

Ya no prima el miedo,
ni la congoja del último asalto.
Casi ni me encuentro,
tan roto como hastiado
de esa debacle prematura
a la que somete la fe.

Vastas las ataduras, su propia calma.
Castradas las alas de la dicha,
sin voz, ni doradas guirnaldas.
Restan las palabras despensadas,
las bajas pasiones y mareas,
el tropezar reinzidente.

Mi piel es ajena a mi propio cuerpo,
mi tacto desconozido, mis labios mustios.
Abandono Babilonia, desisto, me rindo.
Escenifico mi danza ritual, sin sagrados
halos de victoria, sin la Helena señalada.

Reviso mis tatuajes, mis anzuelos
cicatrizes, morados, espinas de hueso.
Y presto aprieto el puño,
arranco mis zarzillos, mis reliquias de valía;
monto en cólera con mi suerte,
con el maremoto de cada recuerdo.
Y canto alegre en la Popa,
Hazia un lado
Al otro arropan
las sirenas del imsomnio.

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