martes, 2 de abril de 2013

Zoles como flores

Volvió el sol.
Embalses desbordados
que imposibilitan
el vuelo
prezipitado
de una pluma
desde lo alto
del acantilado.

Atado de pies y manos,
contemplando
el calor.
Saboreo
cada febril
ápize
de tiempos fríos
a lo largo de
otra
piel.

Por un momento,
el cansanzio
resultó
efecto
impuesto
y ansiado
de respirar tan hondo
que se pintaron
los agujeros negros
del rojo
de la pasión,
de unos labios
que muerden
sin dirección fija.

Parpadear
como
la primera vez.

Volver a nazer.

Sentir el sol,
y creer
en que hiervan
los demonios.

El cansanzio
me fascina...
casi tanto
como la locura.

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