fina
que apenas
roza el suelo.
Intensidad
como parpadeo.
Y mis manos
húmedas,
fuera de la ventana
esperando
llenarse de agujerosa través
de los cuales
mirar
el horizonte
de diversa perspectiva.
Una lluvia que cae despazio,
sin ritmo definido.
Tempo expuesto
a morirse ahora mismo,
sin pausa,
sin apenas silencio.
Temprano
para toser de sueño,
aún siendo lo
suficientemente
joven
para tirarse al vacío
y verle el lado positivo.
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