jueves, 14 de octubre de 2010

entre mis sábanas...

Mañana me quito los párpados,
y si no encuentro gasolina
le meteré fuego
a tu cabeza de cerilla
a chasquidos de mis dedos.

Me acabaré quitando la vida
tumbado,
como quien dice sentado,
cerca de un rostro,
no importa si de rasgos abstractos
si de boca a pintar
o destilada entre la mía.
Me quitaré las malas sombras
y el polvo del camino
con polvo nuevo
barro con el cual embarrarme
saliva
soles y malas hierbas.
Revolcado por el suelo
con las manos arañadas,
y la espalda,
aunque no sea siquiera mía,
aunque sea tu piel la que recorro
con las uñas mientras muerdo
cuando sueño que me trago,
atragantado por el sueño,
la vida en estado puro.

Sí, he dicho vida
y no daré mi brazo a torcer.
El vómito cara al cielo
como en lluvias de heroína.
Mojándo(me)nos la piel
sacundiéndola juntos
entre los bastardos demonios
y las almas vagabundas
que observan caricias
a mansalva
de madreselva
de impúdica pasión descontrolada
en el fondo de una vieja barca de madera.

Con los pies en un futuro de murallas amuralladas
y la vista sin perder de vista las nubes.
Hermoso perderse
sabiendo encontrar el camino a casa
entre un-no-saber de calidez
eyaculaciones de opio
y simple corazón que late...

Troncos, troncos, y más troncos a la deriva...
con naúfragos de pechos blancos
dormidos sobre sus astillas.
Prezziosa sonrisa...

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